Las redes 5G operarán a partir de 2020 de cara a impulsar la era del «todo conectado».
Allá por 1995 internet funcionaba a pedales comparado con la actualidad. Tampoco despertaba el mismo interés como ahora. Aquel bebé daba sus primeros pasos y hasta el propio Steve Jobs decía entonces: «Va a definir la tecnología y el momento social de la computación». Y así ha sido. Y puede llegar a serlo aún más. Por esta razón existe gran interés en la llamada era del «Internet de las Cosas», que propone que los objetos electrónicos amplíen sus funciones al conectarse a internet. La última pieza para resolver el rompecabezas es el desarrollo de infraestructura necesaria que permitirá el despliegue de las redes 5G que harán posible, entre otras cosas, la aparición de las ciudades inteligentes y darán inicio a nuevos servicios.
Estas nuevas conexiones de redes móviles, que comenzarán a funcionar de manera comercial a partir de 2020 (desde 2018 empezarán a desplegarse), se encuentran en fase de desarrollo por parte de empresas del sector como Ericsson o Huawei, así como compañías de telecomunicaciones como Telefónica. Se postulan, además, como uno de los principales factores de crecimiento y desarrollo económico en el futuro. «Va a permitir hacer cosas que ahora no se puede», manifiesta a este diario Arturo Azcorra, director del centro IMDEA Networks y catedrático de ingeniería telemática de la Universidad Carlos III de Madrid.
Las redes de quinta generación supondrán nuevas ventajas a nivel general como el desarrollo del «todo conectado» y la convergencia de la computación y el procesamiento de datos. Tendrá tres aportaciones fundamentales a nivel cuantitativo: una reducción del retardo de las comunicaciones, un aumento del caudal de transferencia de información y la mejora de la cobertura. Para tener en cuenta su impacto, tan solo hay que recurrir a un par de ejemplos. Las redes 4G están pensadas para los terminales móviles que consumen grandes cantidades de recursos (llamadas, descarga de aplicaciones, reproducción de videos, mapas). «Han sido muy bien diseñadas, pero no se adaptan bien a dispositivos de baja capacidad y bajo coste, es decir, terminales que no requieren de grandes flujos de información».
Esta ha sido la principal motivación, pero en su momento no se tuvo en cuenta la llegada de una sociedad hiperconectada donde los objetos mundanos como electrodomésticos, iluminación, cultivos y otros aparatos electrónicos envíen datos a través de internet. Se estima, de hecho, que el «Internet de las Cosas» soportará 7 millones de millones de dispositivos conectados para 2030, es decir, mil veces más que en la actualidad. «Los algoritmos que maneja el 4G no tiene la capacidad de absorberlo», recalca este experto, quien asegura que «gestionar esa cantidad requiere de un soporte técnico muy complejo».
Actualmente, el 4G es capaz de mover unos 40 megas por segundo, pero en los primeros ensayos el 5G ha logrado alcanzar los 10 gigas, manejando incluso hasta cien dispositivos conectados al mismo tiempo. Estas conexiones darán pie, por lo tanto, a la aparición de drones autónomos, el inicio del coche conectado, la popularización de la realidad virtual, la industria 4.0 basada en robótica y nuevos servicios en la nube integrados en la red que «dará mejores servicios de respuesta», asegura este experto.
Antes de que los ciudadanos y las empresas puedan beneficiarse de ellas, las redes 5G requerirán, en efecto, de nuevas inversiones, pero el objetivo, según los expertos y empresas impulsoras, es que esta sea muy inferior a la destinada en los últimos años para el internet móvil de cuarta generación necesario para la explosión de los teléfonos móviles inteligentes.
Se producirá, empero, un despliegue de nuevas antenas y una resintonización de la TDT. La Unión Europea ha pactado esta semana una negociación para establecer las nuevas normas para el uso de la banda UHF, que incluye la propuesta de ampliar el espectro para servicios móviles por encima de los 700 MHz como banda para el 5G, aunque cabe recordar que no será la única frecuencia por donde viajen los datos en el futuro. «Sí habrá más antenas», sostiene Azcorra, quien reconoce que «más antenas implica menos energía radiada y el consumo será menor».
«El 5G está pensado para la industria, para otro tipo de consumidores, para crear una infraestructura de sensores», explica el presidente de Ericsson, Hans Vestberg, en ABC, en donde asegura que la Red «tiene que entender si es un usuario, si un sensor o un servicio que va a utilizar esa señal para aplicar una característica u otra».